Durante años he sido confeso admirador y coleccionista de todo lo que sacaba Zorn. Esto suponía un enorme consumo de tiempo y recursos, teniendo en cuenta la fertilidad desbocada de este hombre, su dilatada carrera y las facilidades para editar de las que siempre ha disfrutado. Luego vinieron las repeticiones, las vueltas de tuerca y, con ello, una cierta pérdida de interés. De sus últimos conceptos, Moonchild (del que este disco no es más que una extensión) revisita lugares comunes -Varese/Artaud/Crowley- y no se separa de su camarilla de habituales intérpretes -Patton, Dunn, Baron, Mori, Saft- para seguir rememorando lo que, en esencia, ya hizo con Naked City un par de décadas atrás.
jueves, 6 de diciembre de 2007
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