Son tan inclasificables que lo único que les distingue es la voz cantante de Satumi Matsuzaki (choo, choo, choo, beep, beep!). El resto es de una incongruencia estilística tal que, precisamente, en esa indefinición y falta de convencionalidad radica su encanto. Ahora que se han quedado en trío, con este disco les llega el reconocimiento. Ofrecen mp3, vídeos y fotos en su sitio.
jueves, 6 de diciembre de 2007
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