Su segundo disco sorprende tan poco como el anterior y -sí, definitivamente les cuelga el sanbenito- no dejan de recordar a Joy Division. Pero tienen tal capacidad para hacer canciones melancólicas sin rozar el gótico empalagoso, y tan clara vocación de clasicismo que, aunque no ofrezcan nada realmente nuevo, es muy difícil no abandonarse a la solidez de su música.
jueves, 17 de enero de 2008
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