Ocho platos, cuatro mesas dobles y un montón de vinilos de todas las épocas para una obra de bricolage (trucos incluidos) en la que todo encaja con exactitud, sin espacio para la improvisación o el error. Y el directo, que está dando mucho de sí. Extravagancia, habilidad, bagaje y buen gusto; pero pinchadiscos al fin y al cabo.
domingo, 11 de mayo de 2008
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